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ESTADOS DE LA CONCIENCIA

Una manera de entender la conciencia humana es la de compararla con la experiencia animal. El "libre albedrío" y los "momentos de reflexión" están presentes en la conciencia humana, pero están ausentes en los animales, ya que tanto su conducta como su memoria son instintivos. Otro nombre que se le puede dar al momento de la reflexión es el autoconocimiento. El autoconocimiento es un tipo de conocimiento independiente de la actividad mental, que nos ayuda a tener conciencia de nosotros mismos, de nuestros pensamientos y sentimientos.

La voluntad espiritual es otra de las cualidades que pueden estar presentes en la conciencia humana y ausentes en los animales. La voluntad espiritual refleja la totalidad y unicidad intrínsecas de la vida; y éste es un impulso innato de la conciencia, que sirve para establecer relaciones armónicas y correctas. Los animales, por el contrario, tienen un inconsciente sentido de unión con la naturaleza.

La evolución de la conciencia humana pasa por cuatro estados: el sueño, la conciencia relativa, el autoconocimiento y la conciencia objetiva. El sueño y la conciencia relativa son los dos únicos dos estados en los que vive un ser humano, por lo general, y los estados de autoconocimiento y conciencia objetiva sólo se alcanzan tras un esfuerzo duro y prolongado.

En el primer estado, el del sueño, que es meramente subjetivo y pasivo, no se puede conocer nada del mundo externo. En el segundo estado, o conciencia relativa, la persona está despierta, pero su entendimiento está distorsionado, de modo que sólo puede conocer una verdad relativa. En el tercer estado, o autoconocimiento, puede conocer toda la verdad sobre si mismo. Y el cuarto estado, o conciencia objetiva, puede conocer toda la verdad sobre el mundo.

En el estado de sueño, una persona no tiene ni autoconocimiento, ni voluntad espiritual. En el segundo estado, o estado relativo, tiene destellos de ambas cosas, de autoconocimiento y de voluntad espiritual, seguidos por largos intervalos de la que podríamos llamar distracción. En el tercer estado (autoconocimiento), experimenta ya el autoconocimiento de manera constante, pero sólo tiene destellos de la voluntad espiritual. Y el cuarto estado (conciencia objetiva), experimenta ya de manera constante ambas cosas, el autoconocimiento y la voluntad espiritual.

A pesar de que la mayoría de las personas sólo están en el estado de conciencia relativa, pueden llegar a creer que están en el estado de autoconocimiento. De hecho, si a una persona le preguntaran si es consciente o no de sí misma, seguramente contestaría que sí, y su contestación sería correcta, ya que la pregunta la ha hecho tomar una vaga conciencia de sí misma durante ese instante, pero inmediatamente después su autoconocimiento desaparce, aunque lo más probable es que, al recordar su respuesta, piense que sigue siendo consciente de sí misma. El problema consiste en que, cuando una persona está distraída, es incapaz de saber que lo está; tiene que tener un destello de autoconocimiento para llegar a darse cuenta de que se ha distraído. De la misma manera, cuando una persona duerme generalmente no es consciente de que lo está, y tiene que despertarse para poder darse cuenta de que estaba durmiendo.

En consecuencia, el primer obstáculo que tiene que superar una persona para llegar al autoconocimiento es su convicción de que ya posee ese estado.

Los nueve estados de conciencia son:

El estado de sueño: Es el estado más bajo. El cuerpo físico tiene vitalidad y sensibilidad, pero carece de conciencia. El cuerpo tiene una respuesta sensible al contacto, pero no posee ninguna percepción cognitiva del entorno. Está situación es parecida a la del reino vegetal y a la del embrión humano en sus comienzos.

El estado hipnótico: La persona tiene conciencia de su entorno, pero carece de autoconocimiento y de voluntad espiritual. Esta situación es parecida a la del reino animal y del feto humano antes del nacimiento. En el momento en que despertamos del sueño o nos quedamos dormidos, experimentamos momentáneamente el estado hipnótico. La hipnosis puede ser también inducida deliberadamente de varias maneras (mediante sugestión, por ejemplo).

El estado sensual: Es el primer estado que se experimenta después del nacimiento. El chakra sacral se desarrolla alrededor del momento del nacimiento, haciendo que la persona sea capaz de tener destellos posnatales de autoconocimiento y de voluntad espiritual, que también se pueden llamar "la voz de la conciencia". La presencia de estas dos cualidades es un aspecto que distingue el reino humano del reino animal. En este estado, la persona se identifica con su cuerpo físico denso y a menudo persigue la satisfacción sensual, a pesar de que su conciencia le ayuda a discernir entre conducta responsable y conducta irresponsable. Si sigue la guía de su conciencia, puede alcanzar estados superiores de conocimiento, que van revelándole cada vez más su identidad espiritual.

El estado estético: Es el estado del hombre medio (excluye a los niños pequeños y a los salvajes), y corresponde a un chakra del plexo solar desarrollado. La persona sabe apreciar las actividades artísticas, culturales y musicales, pero a menudo se deja llevar por emociones negativas como el miedo, la culpa y el enfado. Persigue principalmente metas egoístas centradas en el orgullo y la vanidad, lo cual le produce conflictos internos y un espíritu competitivo con los demás. Después de experimentar el dolor que supone vivir de manera egoísta, la persona tiene que buscar un camino superior. Por lo tanto, ha de esforzarse por ser desprendida y objetiva en su conducta externa, darse cuenta de que son su competitividad y sus sentimientos los que engendran dicha conducta, y finalmente tratar de expresar sentimientos de solidaridad.

El estado compasivo: Está relacionado con un chakra del corazón desarrollado, y es la primera iniciación espiritual. La persona es capaz de experimentar amor espiritual, es decir, compasión, o un sentimiento de unidad con los demás. En consecuencia, sabe disciplinar su conducta externa, de forma que por lo general actúa de un modo moral y ético. Pero dado que las metas egoístas permanecen, con frecuencia retrocede a los estados inferiores de la conciencia. La persona sólo ha alcanzado el "nacimiento" en su vida espiritual, pero no ha llegado a su plena madurez, por eso tiene conflictos internos entre su nueva realización y su naturaleza inferior. En consecuencia, la persona tiene que buscar un mayor nivel de superación resolviendo sus conflictos emocionales siendo desprendida y objetiva hacia sus sentimientos, identificando sus pensamientos concretos y las convicciones que subyacen a sus conflictos o que son responsables de los mismos, y finalmente utilizando su cuerpo mental para transformar esos pensamientos y creencias, a fin de llegar a tener sentimientos diferentes.

El estado creativo: Corresponde a un chakra de la garganta desarrollado, y es la segunda iniciación. El cuerpo causal de la persona aporta fuerza y claridad a su cuerpo mental, permitiendo que el pensamiento concreto se exprese de un modo creativo. La persona puede ahora purificar con más facilidad su naturaleza emocional y funcionar como una personalidad integrada. No obstante, es posible que experimente una nueva limitación: los pensamientos concretos pueden ser distorsionados por las ilusiones y los espejismos. Por eso, uno tiene que buscar un mayor nivel de superación llegando a ser desprendido y objetivo respecto a sus pensamientos concretos, y finalmente utilizar la sabiduría de su cuerpo causal para valorar y guiar los pensamientos concretos de su cuerpo mental.

El estado intuitivo: Corresponde a un chakra del entrecejo desarrollado, y es la tercera iniciación. La mente espiritual de la persona aporta claridad al pensamiento abstracto de su cuerpo causal, permitiendo a la sabiduría intuitiva expresarse con facilidad. En consecuencia, sabe funcionar como un cuerpo causal y una personalidad integrada, que es un nuevo estado de ser "transfigurado". Sin embargo, es posible que experimente una nueva limitación: la expresión de su sabiduría puede ser inadecuada, debido a que es una respuesta de memoria más que una percepción directa de la verdad. Por lo tanto, la persona tiene que buscar un mayor nivel de superación, llegando a ser desprendida y objetiva respecto a sus pensamientos abstractos, y finalmente utilizando las intuiciones de su mente espiritual para valorar y guiar la sabiduría de su cuerpo causal.

El estado de autoconocimiento: Corresponde a un chakra de la coronilla desarrollado, y a la cuarta iniciación. La persona ha llegado a tener un autoconocimiento constante: es decir, tiene una conciencia constantemente desprendida de sus pensamientos abstractos, de sus pensamientos concretos, de sus sentimientos emocionales y de su conducta externa. En los estados anteriores, la persona no tenía este autoconocimiento con tanta plenitud, dado que estaba demasiado fuertemente identificada o bien con su cuerpo causal o bien con su personalidad. Pero en este estado ya no se identifica tanto. En consecuencia, recibe de su mente espiritual unas intuiciones que le revelan toda la verdad de sí misma, llevándola a la muerte de las falsas ideas, ilusiones y autoengaños que aún le quedan. A través de este proceso de autoconocimiento, la persona tiene que llegar a darse cuenta de que el "ser" -que ella defiende y mima, que puede atacar y ser atacado- no es más que un concepto que ella se ha fabricado. Por lo tanto, tiene que buscar un mayor nivel de superación, abandonando cada vez más todos los fines egoístas de su vida, sin sentir ningún sentimiento de pérdida o retroceso.

El estado de conciencia objetiva: Está relacionado con un chakra básico desarrollado, y es la quinta iniciación. La persona ha abandonado todo egoísmo y en cambio expresa su voluntad espiritual, que es experimentada como una dedicación interior hacia la entrega al servicio desinteresado y el establecimiento de unas relaciones humanas correctas. La voluntad espiritual era accesible en los anteriores estados de la conciencia, pero es sólo en esta etapa final cuando la persona consigue expresar continuamente este impulso espiritual. En consecuencia, expresa también continuamente su amor espiritual, y toda la verdad del mundo objetivo le es revelada por las intuiciones de su mente espiritual. Puesto que la triada espiritual está formada por la voluntad espiritual, el amor espiritual y la mente espiritual, la persona ahora es capaz de funcionar como tríada espiritual integrada, cuerpo causal y personalidad. Ahora ha "resucitado" a un nuevo reino natural, el reino de las almas, aunque esté funcionando todavía en un cuerpo humano en el plano físico.

Tarot Sabiduría Metafísica -MARA-

Sanación con los chakras Zachary F. Lansdowne

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CHAKRAS ETÉRICOS

Bailey describe el cuerpo etérico como: "El cuerpo etérico es un cuerpo compuesto enteramente de líneas de fuerza y de puntos donde dichas líneas de fuerza se entrecruzan formando así (al cruzarse) centros de energía".

En sánscrito, estas líneas de fuerza se llaman nadis, y los centros de energía se llaman chakras. Los nadis constituyen una extensa e intangible red de energías, y se dice que el sistema nervioso físico es una expresión de los nadis. Cuando se entrecruzan pocas líneas de fuerza, sólo se forma un chakra menor. Pero cuando se encuentran y entrecruzan grandes corrientes de energía, como ocurre en la cabeza y a lo largo de la columna vertebral, entonces se forma un chakra mayor.

Los siete chakras mayores son: la coronilla, el entrecejo, la garganta, el corazón, el plexo solar, el sacral y el básico. Cada uno de los siete chakras mayores vivifica el área cercana del cuerpo físico, tanto el cuerpo etérico como las partes densas, incluyendo a los chakras menores y a los órganos densos. La salud de un órgano se considera que depende de la situación de su chakra correspondiente, por ejemplo, de si el chakra está equilibrado, demasiado estimulado o poco estimulado.

Un chakra mayor se desarrolla con el tiempo y pasa de un estado adormecido a un estado activo plenamente desarrollado. Cuando un chakra se desarrolla, es capaz de funcionar con fuerzas adicionales y realizar funciones adicionales.

EL CHAKRA DE LA CORONILLA: Vivifica el encéfalo (o cerebro superior) y capta la corriente de conocimiento que produce del cuerpo causal. Cuando está evolucionado, capta la sabiduría del cuerpo causal, las intuiciones de la mente espiritual, y la entrega para el servicio desinteresado de la voluntad espiritual.

EL CHAKRA DEL ENTRECEJO: Vivifica el cerebelo (o cerebro inferior) y el sistema nervioso central (formado por las fibras nerviosas que están en el tallo del cerebro y en la médula espinal). Cuando está evolucionado, este chakra capta la sabiduría, la inteligencia y la entrega para el servicio desinteresado (todas ellas recibidas a través del chakra de la coronilla), que posteriormente pueden servir para controlar y dominar la personalidad. El entrecejo no es el órgano de la creación del mismo modo que lo es el centro de la garganta, pero sí expresa la intención de engendrar que está detrás de la creatividad activa.

EL CHAKRA DE LA GARGANTA: Vivifica los pulmones y las cuerdas vocales, y capta también los pensamientos concretos del cuerpo mental (recibidos a través del chakra del plexo solar). El chakra de la garganta, cuando está evolucionado, responde a la fuerza y claridad del cuerpo causal (recibidas a través del chakra del entrecejo), permitiendo que la creatividad se exprese en pensamientos, palabras y escritos.

EL CHAKRA DEL CORAZÓN: Capta la corriente vital (sutratma) de la mónada, corriente que controla la circulación de la sangre, que a su vez alimenta las células individuales del cuerpo. Este chakra vivifica y controla a la vez el nervio vago, el nervio más ancho del sistema nervioso parasimpático (que activa los músculos involuntarios que restauran la energía del cuerpo). Cuando está evolucionado, capta la compasión del amor espiritual, que es experimentada como un sentimiento de unidad con los demás.

EL CHAKRA DEL PLEXO SOLAR: Vivifica el sistema nervioso simpático (que activa los músculos involuntarios que movilizan el cuerpo para la acción). Se cree que este chakra está desarrollado en el hombre medio, en cuyo caso capta las emociones que pueden incorporar tanto los sentimientos del cuerpo emocional como los pensamientos concretos del cuerpo mental.

EL CHAKRA ESPLÉNICO: Asimila el prana (es lo que vemos, olemos, palpamos... está a nuestro alrededor y forma parte y es el Cósmos) de la atmósfera, que a continuación vivifica todo el sistema de chakras mayores y menores. Se cree que está desarrollado en todos los seres humanos.

EL CHAKRA SACRAL: Vivifica la vida sexual y los órganos de la reproducción. También se cree que está desarrollado.

EL CHAKRA BÁSICO: Vivifica los riñones. Este chakra suministra también el principio dador de vida, la voluntad de vivir, a todas las partes del cuerpo físico, lo cual da lugar a un instinto básico de conservación. Cuando está evolucionado, permite que la entrega para el servicio desinteresado procedente de la voluntad espiritual, sea captado continuamente por el chakra de la coronilla.

Sólo el chakra de la coronilla y el plexo solar pueden recibir directamente las energías de los planos superiores. Todos los demás chakras pueden recibir la energía de un plano superior sólo después de que dicha energía, haya sido inicialmente captada por uno de esos chakras.

Dado que cada uno de los chakras mayores puede vivificar o controlar una parte del cuerpo físico denso, cabría esperar que una persona que ha desarrollado un chakra determinado presente alguna anormalidad en la actividad de los órganos relacionados con el mismo, en el sentido de que está actividad sería de algún modo diferente a la de una persona que tenga un chakra poco desarrollado. A pesar de que la ciencia contemporánea es incapaz de detectar directamente la presencia de un chakra, con los instrumentos modernos se pueden detectar diferencias en la actividad de los órganos relacionados con un chakra. De este modo es posible sacar conclusiones respecto a los efectos psicológicos de los chakras y si un chakra particular está evolucionado o no.

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Sanación con los chakras: Zachary F. Lansdowne

 

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